¿Cuándo y cómo ejercer el autodominio?
- Constantemente en la imaginación y los pensamientos así como en los estados anímicos, emocionales o afectivos.
- Cada vez que hablamos, para no mentir, no calumniar, no falsear.
- En la conducta, día tras día.
- En los hábitos perniciosos (fumar, beber, apostar, etc.)
- En el trabajo, el estudio, en diversión, las relaciones con los demás, etc.
Obstáculos directos
La persona que decide comenzar a ejercer el autodominio hallará los peores enemigos enmascarados en sus propios hábitos ordinarios, que se negarán a ser sustituidos o eliminados y le inducirán a creer que es una tontería lo que está haciendo, que no merece la pena… Otro grupo de enemigos en apariencia inofensivo, lo constituyen el ejemplo adverso del entorno social, los compañeros, los medios de comunicación, las costumbres permisivas, las diversiones atrevidas, “el espíritu del siglo…”
¿Por qué ir contra la corriente…? En razón de qué? La influencia del ambiente es muy grande y resulta difícil sustraerse a sus efectos, para no sentirse extraño, ridículo o incomprendido…
También ofrecerán resistencia las tendencias innatas o hereditarias propias de nuestra constitución psicobiológica y de la educación recibida; pero no son en modo algunos obstáculos insuperables, dado que con paciencia y perseverancia pueden ser reducidos y superados.
La falta de autodominio es la expresión de un sentimiento consciente o inconsciente de inseguridad y de miedo, ¿de miedo a que…?
- de miedo a que nos pase algo malo…
- de miedo a que nos falte algo (más allá de lo necesario)
- de miedo a perder o que nos quiten el trabajo, el honor, el prestigio, la amistad, etc.
- de miedo a que nos hagan de menos, a ser ofendidos, humillados.
- de miedo a no saber estar a la altura de las circunstancias.
- de rabia a que algo no sea como deseamos.
- de envidia por los éxitos y progresos de los otros, etc.
Aquél que emprende el camino del autocontrol necesita conservar una actitud permanente de entrenamiento, aplicable a todos los instantes de su vida y considerar que cuanto ocurre día tras día es motivo y oportunidad excelente de ejercitarse en el dominio de sí , como por ejemplo:
- Saber aguantar sin alterarse al que busca molestarnos o herirnos con sus palabras, insultos, mentiras, críticas…etc.
- Saber comprender y tolerar “faenas” sin ánimo de revancha (diente por diente), dando la respuesta moderada y justa que proceda.
- No sentirse ofendido o traicionado cada vez que los demás no están de acuerdo ni aceptan nuestros puntos de vista o nuestras decisiones.
- No encolerizarse cuando las cosas no salen como deseamos.
- No disminuirse nunca ante los tropiezos, los errores o las debilidades..
- Al responder a reacciones derivadas de cólera no hacerlo del mismo modo rabioso.
- En las reuniones, el que pierde el dominio de sí mismo en el tono y la forma debilitan la fuerza de sus argumentos y la emoción negativa eclipsa su capacidad de razonar y discernir. Los gritos encolerizados no convencen a nadie y predisponen a todos los demás en contra aún cuando le asista la razón.
- Ser capaz de actuar con amabilidad y cortesía, incluso con aquellos que nos demuestran hostilidad..
- Ser capaz de dominar la lengua, guardar un secreto, etc.
Bases para apoyarse:
Los medios o recursos para alcanzar el autocontrol habitan desde siempre dentro de nosotros, esperando que hagamos uso de ellos, véase sino:
1.- El autoconocimiento:
- conocer los propios defectos o hábitos negativos (cólera, impaciencia, envidia, orgullo, etc.)
- elegir uno o dos para comenzar a erradicarlos, por ejemplo durante el período de una semana, estableciendo de antemano o no, las situaciones en las que será preciso actuar.
2.- La autosugestión:
El pensamiento es un tipo de energía real que se transforma en actos, y las imágenes mentales tienden a materializarse cada noche al acostarse y cada mañana al levantarse repetirse: “es posible ser dueño absoluto de sí mismo, y por tanto haré todo lo necesario para que así sea”.
Para gobernar los sentimientos se requiere dominar previamente el contenido de la mente (ideas, imágenes, pensamientos, etc.) y después los actos, pues como se sabe, la idea es el motor de todo acto. Si reflexionamos, podremos darnos cuenta de que no son las causas externas las que despiertan nuestro temor, ira, tristeza, decepción, etc., sino la idea que nuestro yo se hace respecto a dichas circunstancias y al modo en que le afecta. Es decir la reacción subjetiva frente al acontecimiento.
3.- La autoconfianza:
La confianza en sí mismo se acrecienta cada vez que somos capaces de no sentirnos desbordados por los acontecimientos, sabiendo que disponemos de una prodigiosa facultad de asimilación, adaptación y resistencia ante la adversidad o el peligro.
“Imita una virtud si no la posees, y acabarás poseyéndola”, como dice el personaje de Hamlet, es decir en los momentos de prueba o dificultad, actúa igual que lo harías si poseyendo un completo autodominio… no importa que te parezca una actitud artificial y falsa, aunque realmente lo sea en ese momento… si persistes acabará por instalarse en ti.
4.- La respiración:
Mantén siempre una respiración abdominal, profunda y lenta, procurando que no se altere su frecuencia y amplitud. Este es un gran secreto. La respiración es un proceso muy sensible que se ve alterado por cualquier modificación del estado físico o psíquico. La conciencia de ello y la voluntad pueden hacer que recupere su ritmo normal, incluso ante el peligro y la prueba, y con ello restablecer la calma y el autodominio.
¿Cómo proceder…? A la menor excitación, efectuar una larga y forzada espiración e inmediatamente instaurar la frecuencia y amplitud normal, “cuando el hombre forma conscientemente parte de su respiración, se convierte en dueño y señor de sus miembros y de su espíritu…”
5.-El tono muscular:
Relajar todos los músculos y conservar una buena postura en todo momento, procurar que los gestos, la expresión de la cara, y el tono de la voz permanezcan inalterables…
6.- Perseverar:
Intentarlo una y otra vez sin desanimarse porque…”el que busca encuentra, al que pide se le da, al que llama se le abre…” San Lucas 10:10.-
7.- La oración:
Para el creyente, la oración sincera y confiada, o petición de ayuda al Todopoderoso para alcanzar la virtud del autocontrol.
Uno de los estados anímicos que con más frecuencia perturban la estabilidad emocional de las persona es el miedo o el temor, cualquiera que sea su naturaleza u origen.
Cuando estamos bajo los efectos del miedo, no sabemos cómo reaccionar, y menos aún como dominarlo o librarnos de él. El SHINDO enfoca esta cuestión de la siguiente manera:
SHINDO el remedio contra el miedo:
Hojo Tokimune, el famoso Gral. Del Japón del siglo XII que rechazó con éxito las invasiones de los mongoles, a pesar de su valor indiscutible como guerrero, también sentía con frecuencia en lo más intimo de su ser la atenazante garra del miedo. La vía de las armas no era suficiente ni capaz de liberarle de múltiples temores, y buscando otros recursos pensó en solicitar la ayuda o el consejo de Bukko, célebre maestro de aquella época:
¿Cómo puedo liberarme del miedo que a veces me domina y atormenta irracionalmente, como el peor enemigo de mi vida..? – pregunto Tokimune.
Suprime el origen del miedo, fue la respuesta-
¡Si supiera dónde está su origen…!
El origen está en ti mismo.- Añadió Bukko.
¿Cómo puede estar en mí mismo, si es lo que más aborrezco…?
Intenta olvidar tu yo…tus deseos, apetencias, fobias, prejuicios, en una palabra, tu ego y descubrirás inmediatamente de donde surge tu miedo.
Pero ¿cómo puedo hacer eso…?
Apacigua tus pensamientos…olvídalos…acállalos.
¿De qué manera Maestro?- Solicitaba Tokimune cada vez más desconcertado.
Siéntate en postura de meditación, respira tranquilamente y observa con imparcialidad tur propios pensamientos, como si fueras un extraño, sin aferrarte a nada…- Concluyó el Maestro Bukko.
Como te habrás percatado, Bukko propone a Tokimune sencillamente la práctica del Zazen como un medio de autoconocimiento y un recurso liberador… Pero en ésta época posmodernista de incesantes y sorprendentes avances científicos, el ser humano continua sintiéndose con frecuencia presa del miedo, de muchas clases de miedo…¿qué hacer? ¿Cómo liberarse de estos temores?
De acuerdo el Shindo se debe comenzar por hacer lo posible en comprender la naturaleza ilusoria del apego a nuestro yo, y todo lo que pensamos que lo amenaza.
“El miedo viene del apego al yo, y del apego del yo a las cosas de la vida”- Maestro Deshimarú-
Conviene saber que las impresiones de la realidad van teñidas siempre de los matices de nuestro yo (subjetividad). No vemos las cosas como realmente son, sino como nuestro yo quiere verlas, y en consecuencia juzga en términos de bien-mal; beneficio-perjuicio; amigo-enemigo etc. Es decir con espíritu dualista.
Pero dejando estas consideraciones a parte, veamos cómo proceder para conseguir el autocontrol sobre el miedo con el siguiente proceso:
1.- Descubrir las causas del miedo
¿Qué o quién me produce miedo..?, ¿Miedo de qué, de fracasar… de lesionarme…del qué dirán…, de no ser el mejor o el primero…de la desaprobación de los demás…de perder mi categoría…, mi trabajo…mi prestigio…?
2.-Descubrir las raíces del miedo
¿Cuándo ha surgido este miedo…? ¿Cuándo desaparecerá? ¿Sirve de algo éste miedo…? ¿Me beneficia, o me perjudica? ¿Cómo actuaría si no lo tuviera…? ¿Acaso no podré vivir de no conseguir lo que espero…? ¿Me da miedo ganar y aceptar las responsabilidades que supone ser el mejor…? En todo caso no debo olvidar que mi verdadero yo no tiene nada que perder, y por tanto nada que pueda ser atacado. ¿Por qué temer entonces…?
3.- Actuar cómo el que no conoce, ni tiene miedo alguno
No podrás liberarte del miedo mientras sigas apegado a cualquier deseo de obtener, alcanzar, conseguir, poseer o al temor de perder, o ser desposeído de algo… abandona pues tanto el deseo de poseer como el miedo de perder…
No temas al miedo, pues ha de ser tú aliado siempre que tenga un origen razonable, y no tu enemigo, y a pesar de sentirlo agazapado en tu interior, compórtate como si no lo tuvieras.
No pienses que ocurrirá si llega lo peor, basta con que seas dueño de ti mismo en cada instante, en un permanente aquí y ahora, ocurra lo que ocurra…
Concéntrate en la respiración, procura que no se altere su ritmo normal, y ella te ayudará a controlar la excitación producida por el miedo. Recuerda que este es el gran secreto. Vencer el miedo y ser dueño de él, pasa por asumir que puede ocurrirnos lo peor –Sin caer en el pesimismo- pero que aún siendo así, no nos va a faltar la alegría, el valor, el ánimo y la esperanza para seguir adelante. Cuando se acepta esto, el miedo empieza a desvanecerse y a soltar la presa…
Aquí concluyen estas experiencias y el camino de abordaje que te propongo.
Que Dios te guarde a ti y tu Flia.
Un abrazo Samurai
Shihan Jorge Edmundo Caballero – Director Dojo Do